«A cobro revertido»

«A cobro revertido»

Dígale, agente, que la quise mucho, que lo nuestro sí era amor del bueno, de carne y hueso, y no palabras regaladas envueltas en lujuria. Pero dígale que me hago cargo de sus razones, y aunque me parta el alma, entiendo que lo de engañar a su marido no está del todo bien, nada bien, porque uno también es hombre. Dígale también que no le reprocho nada, bueno, casi nada, quizá no debió omitir el detalle de que usted era un madero ¿Me hará usted ese favor, señor agente? Y ahora, colabore y muerda usted firme el cañón, que esto será cosa de pocos segundos...
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